«Postales de introspección» de Florencio Nicolau

J9B63E Supposed Self Portrait of Canaletto

 

Postales de introspección

Especial para Eco Italiano

Cae la tarde sobre el Gran Canal. Después de unas cuantas cuadras de recorrido intrincado y a punto de perderme alguna que otra vez llego al Puente de Rialto. La vista de La Serenissima es una maravilla. La ciudad, una de las más vistosas de la tierra por sus perspectivas, simetrías y asimetrías, reflejos y vetusteces está al fin ante mi vista. Sé que cumplí con algo aunque no lo tenga muy en claro.

Los fantasmas de Venecia recorren los largos pasillos oteando por las ventanas de cristal el reflejo del mar, la novia de la ciudad. Los pasos se escuchan en cada rincón, cada casa una historia e innumerables placas informan de los célebres personajes que las habitaron y que las siguen frecuentando. Venecia está edificada sobre maderos y recuerdos, una ciudad pletórica de fantasmas y metáforas, vestida por algas y bañada en agua salada.

Llegar a Venecia tiene un premio: contemplar sus vistas. Los rincones ocultos en juegos de sol y sombra, los canales y sus innumerables puentes, los cafésocultos bajo añosas recovas son una delicia para el ojo. El recuerdo de sus perspectivas perdura en la mente y el alma toda una vida. La delicia de esta maravilla es que tenemos que recurrir solamente a nuestros recuerdos para reconstruir la experiencia de haber estado alguna vez allí.

Venecia siempre atrajo a los viajeros del mundo que buscaban estas sensaciones. Muchas fueron las nacionalidades que llegaron a sus canales para saborear estos instantes pictóricos que ofrecía la Serenìsima Repùblega de Venèsia. Pero eran muchos los que demandaban llevarse a sus hogares —los caserones de Alemania o Inglaterra— un retazo de esos paisajes que habían contemplado embelesados durante su estancia.

Algunos pintores vieron en esto una nueva posibilidad de expresión, basado en el arte de inmortalizar el instante de un atardecer o de una calle soleada de la ciudad. Estos primeros cuadros llegaron a otras partes de Europa y los viajeros comenzaron a demandar obras cada vez más precisas y minuciosas para llevar a sus hogares. Estas vistas de la ciudad o vedute se transformaron en las postales del siglo XVIII. Nacía un género nuevo: el vedutismo

Entre los primeros cultores se encontraba Giovanni Paolo Pannini arquitecto y paisajista que desarrolló su carrera en Roma donde pintó obras impresionantes como el interior del Panteón.

En Venecia fue el friulano Luca Carlevarijs quien comenzó a realizar las primeras obras que reúnen las características de las vedute. No es curioso que este arte haya florecido en el XVIII dado que es una búsqueda de belleza del paisaje urbano. El mundo de la era industrial mostraba un nuevo tipo de riqueza y una nueva forma de vida en las urbes donde había claramente ganadores y perdedores. Pero la belleza de las construcciones comenzó a ser un tema válido para el arte pictórico.

Pero posiblemente el más renombrado de los vedutistas fue Giovanni Antonio Canal conocido como Canaletto.

¿Qué es lo que llevó a Canaletto a perfeccionar su forma de representar paisajes? Para contestar a esto tenemos que ir a algunos detalles de su infancia y juventud. El padre de Antonio Canal era también pintor de profesión y se dedicaba a crearescenografías para el teatro. En una época en donde las representaciones escénicas estaban imbuidas de un fasto y una precisión en el decorado que requerían de grandes artistas para realizarlas. Este conocimiento dela perspectiva y sobre todo del juego de luces que entrañan las artes escénicas llevó a Canaletto a ver a los paisajes urbanos casi como escenario teatral en donde los habitantes de Venecia interpretaban a diario su comedia y su tragedia. Parecería que la irónica frase de Oscar Wilde “la naturaleza imita al arte» se cumplió en este maestro veneciano.

Hay otro detalle interesante sobre la obra de Canaletto. Los principales compradores de sus paisajes fueron ingleses que recorrían el mundo mediterráneo en busca de un conocimiento del mundo de la Europa clásica, Asiduos visitantes de ruinas romanas y griegas los británicos recalaban en Venecia en busca de sus hermosos paisajes. Canaleto comenzó a pintar sus vedute haciendo uso de la luz solar, pues era una cosa muy apreciada por los ingleses acostumbrados a un mundo umbrío.

El vedutismo define una época, es una expresión preclara del Settecento tan caro a un surgimiento del paisaje humano, de las nuevas tecnologías, de las revoluciones económicas, políticas y artísticas. Es un periodo de grandes viajes y de descubrimientos en los nuevos continentes.

El arte de Canaletto llegó a cobrar una fama ingente al grado tal que su apodo pasó a ser sinónimo de veduta. Indistintamente de quien fuera la pintura de un paisaje muchos compradores le llamaban a estas postales canaletto.

Los vedutistas nos legaron algunas de las obras más bellas de la historia del arte y del paisajismo. Francesco Guardi, Canaletto, Luca Carlevarijs fueron artífices de un mundo a través de sus pinturas.

Se dice que Francesco Lazzaro Guardi, fallecido en 1793, es el último de los grandes creadores de vedute que existieron. Nos ha dejado edificios esfumados que se desdibujan entre las brumas de los canales, contrariamente a la luminosidad y perfección de la arquitectura del gran Canaletto.

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¿Qué era lo que veían los vedutistas detrás de esos paisajes?

En realidad, el paisaje era la excusa. Se miraban a sí mismos. Las vedute son postales de introspección, una forma particular de incitarnos al mundo de la meditación y de la búsqueda interior.

Las vedute son una forma de poesía paisajística, un pensamiento cuasi oriental que incita a la meditación, como si deseáramos meternos dentro y hallarnos a nosotros mismos. Pienso que hay en esas perspectivas algo de los antiguos dibujos aguados de la cultura china con sus montañas y sus casas junto a los ríos. No en vano Venecia tuvo siempre contacto con el mundo oriental.

A menudo contemplando una veduta entro en un estado similar a la meditación. Sean luminosas o sombrías, de fastos palaciegos o de edificios cochambrosos, de gentío, de nubes con reflejos como las de Guardi me llevan todas a un estado de paz y de reflexión. Tal vez detrás de este sublime arte haya una verdadera mística, una canción interna que suena al compás de cada latido del alma del observador. Estos grandes pintores supieron interpretarnos a todos nosotros solamente pintando un paisaje.

En estos tiempos de dudas, de incertidumbre de exceso de información podría ser un sano pasatiempo la contemplación de vedute para, de alguna manera, encontrarnos a nosotros mismos.

Florencio Cruz Nicolau
Paraná, Argentina, 8 de octubre de 2023

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